5/1/12

Cómo reconocer y tratar un desmayo

En nuestra vida es importante estar preparados para saber cómo actuar ante cualquier contingencia que se nos presente, o se le presente a un tercero. Aceptémoslo, los servicios de emergencia tarden entre 15 a 20 minutos en presentarse luego del llamado (esto dependiendo de las condiciones de tránsito, etc). Poder prestar primeros auxilios a un paciente hasta el momento que los paramédicos lleguen a la escena puede marcar una gran diferencia. En el blog mexicano SaludYMedicinas han publicado una información muy importante: Cómo reconocer y tratar un desmayo.

Cuando disminuye el oxígeno o energía (glucosa) que ingresa al cerebro puede presentarse un desmayo, el cual se distingue por pérdida de conocimiento y del tono muscular, así como palidez. El episodio suele ser breve y va seguido de una recuperación completa.


Todos podemos reconocer sin lugar a dudas el momento en que una persona sufre un desvanecimiento, pero son pocas las que saben las causas de este fenómeno y la manera más conveniente de tratarlo.

Un desmayo, también llamado episodio sincopal, es la pérdida del conocimiento temporal a consecuencia de una disminución transitoria del flujo sanguíneo al cerebro, incidente en el que el individuo afectado pierde fuerza muscular, percibe vaga sensación de mareo y sufre disminución de la visión periférica (visión de túnel).

Aunque son muchas las causas que pueden producir un desmayo, algunas de ellas pueden considerarse inofensivas, por ejemplo, ver sangre, recibir una impresión muy fuerte o sentir miedo, lo cual no significa que haya un problema médico o que la vida del afectado esté en peligro.

Sin embargo, un síncope puede ser señal de una enfermedad potencialmente fatal, sobre todo si se sabe que la víctima sufre algún padecimiento cardiaco o si ocurre mientras se realiza alguna actividad física vigorosa, lo cual es suficiente para acudir en busca de ayuda médica.

Aún hay más 
La ansiedad es uno de los factores que con mayor frecuencia desencadenan un desmayo, debido a que esta alteración emocional propicia que se respire aceleradamente (hiperventilación) y con ello se altere el equilibrio químico del cuerpo.

Asimismo, existe mayor peligro de sufrir un vahído si un individuo se expone durante mucho tiempo al Sol y no bebe la suficiente cantidad de líquidos, riesgo que se incrementa si se encuentra recuperándose de una enfermedad y se pone de pie súbitamente.

Igualmente, se corre riesgo de sufrir un desmayo al haber un ataque de pánico, es decir, la aparición brusca y aislada de miedo sin razón aparente; su origen se relaciona con depresión y estrés, así como con la falta de algunas sustancias neurotransmisoras en el cerebro. Este evento inicia intempestivamente y alcanza su máxima expresión en los primeros 10 minutos, durante los cuales aparecen síntomas como elevación de frecuencia cardiaca, sudoración, falta de aliento, escalofrío y mareos.

Por su parte, la población de la tercera edad es susceptible a desmayarse después de comer, sobre todo al ponerse de pie, debido a la acumulación de sangre que se genera en el abdomen cuando se absorben los nutrientes de la comida, lo que reduce la cantidad de plasma (componente líquido de la sangre) que llega al cerebro.

Asimismo, a medida que la gente envejece la capacidad del sistema nervioso para controlar la presión sanguínea disminuye, por lo que ésta puede bajar cuando un individuo se levanta después de haber estado acostado, o si se mantiene de pie durante mucho tiempo, condición llamada hipotensión ortoestática, lo que significa que el corazón no bombea suficiente sangre al cerebro.

Especial atención deben tener las personas que presenten disminución en sus niveles de azúcar en la sangre (hipoglucemia), pues ello determina que el sistema nervioso central deje de recibir la energía (en forma de glucosa) que requiere para funcionar con normalidad. Asimismo, el desvanecimiento puede producirse por el consumo de algunos medicamentos, como los diuréticos (propician la pérdida de agua), los prescritos para bajar la presión arterial, así como antidepresivos y antipsicóticos (para tratar males cerebrales, principalmente).

Existe un tipo de desmayo, llamado síncope vasovagal, que se manifiesta cuando se respira profundamente y se hace fuerza hacia abajo, pero no se deja salir el aire, lo que acontece, por ejemplo, al orinar, evacuar el intestino o toser durante mucho tiempo, casos en los que el individuo, antes de desmayarse, puede sentirse atontado, tener sensación de vacío o sofoco.

Finalmente, la lista de factores que provocan un desmayo se puede completar con:
  • Enfermedad de Addison, es decir, insuficiencia renal caracterizada por el bajo funcionamiento de las glándulas suprarrenales.
  • Trastornos cardíacos, como alteraciones en el ritmo del corazón (arritmias) e infarto al miocardio (tejido muscular de dicho órgano).
  • Anemia, disminución de los niveles de hemoglobina en sangre (proteína que se encuentra en glóbulos rojos y transporta oxígeno desde los pulmones a todo el cuerpo a través de venas y arterias).
  • Ataque de epilepsia (enfermedad en la que las conexiones nerviosas que conducen electricidad se alteran).
  • Embolia cerebral, padecimiento en el que los vasos sanguíneos están obstruidos por un coágulo.
  • Consumo excesivo de alcohol, cocaína y marihuana.
Señales de alerta y prevención
Aunque muchas veces la pérdida de conciencia se produce sin aviso alguno, en ocasiones viene precedida por náuseas o sudoración exagerada, palidez o alteraciones de la visión.

Ahora bien, si el desvanecimiento se relaciona con problemas cardiacos, la víctima puede sentir que su pulso se acelera o es irregular y, a decir de mucha gente que lo ha experimentado, se siente como "si el corazón estuviera saltando por todo el pecho". Asimismo, puede faltar el aire o sentirse presión en el torax, sobre todo si se está realizando algún tipo de esfuerzo.

Recuerde, si usted está cerca de alguien que presente los síntomas antes descritos, lo recomendable es recostarlo con los pies elevados, aflojar sus prendas de vestir y voltear su cabeza hacia un lado para que, en caso de que vomite, no se ahogue.

Si por alguna circunstancia no puede acostar al afectado, haga que se siente e incline su cabeza lo más cercanamente a sus rodillas, lo cual ayudará a que la sangre se agolpe en el cerebro. Por supuesto, no deberá incorporarse hasta que sienta alivio.

Preguntas y exámenes
Para saber el origen del malestar el médico tendrá que elaborar una historia clínica del paciente, preguntando sobre su estado general de salud, el número de veces que se ha desmayado, así como los medicamentos que acostumbra ingerir, sin olvidar indagar si padece hipotensión arterial o problemas cardíacos.

Hay que tomar en consideración que, dependiendo de la edad y características específicas de cada persona, el facultativo podrá ordenar ciertos exámenes, como:

Radiografía de tórax.
Una prueba de mesa inclinada, que consiste en calcular la presión sanguínea a medida que la superficie sobre la que está acostado el paciente se inclina paulatinamente hasta que éste queda en posición vertical.
Si el especialista cree que el problema se debe a complicaciones del corazón, podrá recomendar un electrocardiograma (ECG), el cual registra los impulsos eléctricos de este órgano. Si el primer ECG es normal, de cualquier manera se programará una segunda revisión para confirmar resultados, aunque a veces se puede optar por un tipo especial de ECG llamado monitor Holter, que ofrece una estadística del ritmo cardíaco de entre 1 y 3 días, o bien, el que verifique el estado cardiaco durante varias semanas consecutivas.

En ciertos casos, el médico recomendará un estudio del sistema eléctrico del corazón, llamado estudio electrofisiológico.

Como se puede apreciar, un desmayo que es producto de una impresión emocional se puede considerar, hasta cierto punto, una respuesta normal del organismo ante una reacción inesperada, pero si el evento se repite (más de una vez en un mes) es imperativo buscar la ayuda y orientación de un médico general.

Publicación original: SaludYMedicinas

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