Presencia de calima causa altas temperaturas en Anzoátegui

Desde aproximadamente la segunda quincena del mes de febrero hemos estado observando una extraña nubosidad (confundida con una espesa neblina) que invade desde el amanecer hasta avanzada la mañana la atmósfera del área de costa de la zona metropolitana, llegando en ocasiones a ser tan densa que no permite tener visual del Cerro El Morro desde el Paseo Colón. Esto ha generado alarma entre la colectividad atribuyéndoles diversas causas sin tomar en cuenta las consideraciones propias de la época de sequia por la cual atravesamos.

Según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh), la calima, (fenómeno meteorológico que hemos estado observando), no es más que presencia de partículas solidas (polvo o arena) en suspensión en la atmósfera.

Este fenómeno es propio de estos meses (época de sequia) pero se presume que este año se incrementó por otros factores no propios de la época. Tengamos presente que en nuestra zona la causa de su aparición se debe a varios factores; ya sea el humo de los incendios forestales o tras fuentes de emisión, poca nubosidad, escasez de precipitaciones, baja humedad relativa y vientos relativamente débiles (Características que están asociadas a los sistemas de baja presión).

Entre los efectos inmediatos que ocasiona la calima, está la disminución en mayor o menor medida de la visibilidad, así mismo puede incidir en molestias en los ojos, nariz y garganta; llegando al cabo de unos días ocasionar la aparición de broncoespasmos, crisis respiratorias y asma.

En los últimos días hemos experimentado un aumento considerable de la sensación térmica la cual ha sido promediada por expertos entre los 37 y 40 grados, en casos como en el estado Zulia esta sensación térmica ha alcanzado los 50 grados centígrados. Esto igualmente podemos atribuirlo en parte a la presencia de la calima ya esta crea una especie de burbuja o tapón que impide que la fluctuación de temperaturas se produzca como siempre ha ocurrido en años anteriores.

La desaparición de este fenómeno está condicionado por el viento o la lluvia.